Carreteras sin presunción de inocencia

Elena de la Peña, Susbidrectora General Técnica de la Asociación Española de la Carretera

La Semana Europea de la Movilidad es claramente una buena idea, al menos a priori. Sin embargo, como todas las buenas ideas, corre el riesgo de ser interpretada con cierto desatino por algunos sectores. Es el caso de ciertas opiniones que la organización “Ecologistas en Acción” ha trasladado a los medios de comunicación en estos días. 

Está claro que una entidad de este tipo debe defender un modelo de movilidad con mínimo impacto en el entorno, con fuertes atributos sociales, etcétera, pero de ahí a afirmar lo siguiente, hay un abismo:

 

  • “A pesar de la crisis y a pesar de los drásticos recortes sociales, seguimos dedicando una gran cantidad de fondos a grandes infraestructuras de transporte que favorecen el uso del coche en nuestras ciudades y zonas metropolitanas”.

 

  • “Si las virtudes que le asignan la mayor parte de nuestros políticos a las grandes infraestructuras viarias fueran ciertas (enorme generación de empleo, dinamización económica,…), la situación en el Estado español debería ser muy distinta a la que es. Efectivamente, puesto que somos el país europeo con más kilómetros de autovías y autopistas, no deberíamos tener una tasa de paro tan alta y la crisis apenas debería notarse. Justo lo contrario de lo que ocurre”.

 

  • “Para Ecologistas en Acción resulta claro que necesitamos inversiones en transporte, pero ni mucho menos las que se están acometiendo. Necesitamos mejores servicios de transporte, no más autovías. Necesitamos buenos servicios de cercanías ferroviarias, no más anillos de circunvalación. Necesitamos carriles bus, no autopistas metropolitanas con más carriles. Urge poner en práctica planes de movilidad sostenible, no más listas de infraestructuras”.

 

Y también está claro que una entidad comola Asociación Españolade la Carretera tiene el deber de responder ante estas afirmaciones, por el sector al que representamos y por la necesidad de que la sociedad disponga de toda la información, no sólo de esa parte “sesgada” que normalmente, o al menos últimamente, tiene más voz.

 

Por supuesto que es preciso potenciar el transporte público en las ciudades, mejorar la movilidad en todo el territorio y optimizar los servicios de transporte. Pero además de esto, se necesitan carreteras, de todo tipo, interurbanas y urbanas, grandes autopistas y autovías y vías convencionales y locales, las que nos llevan no sólo a un pueblo idílico a pasar el fin de semana, sino que permiten a los habitantes de ese pueblo acceder a servicios básicos como la educación, la sanidad, la adquisición de alimentos,… En ocasiones, quienes vivimos en grandes ciudades nos olvidamos de estos detalles, no todos estamos aquí, junto al metro y el tren de cercanías.

 

¿Grandes inversiones? Parece que los responsables de elaborar este comunicado de Ecologistas en Acción no han tenido en cuenta el importantísimo y reincidente recorte que están sufriendo las infraestructuras en este país, y muy especialmente las de carreteras. Sólo en el Ministerio de Fomento, los Presupuestos Generales del Estado reflejaban una reducción en inversiones en carreteras del 51% entre 2009 y 2011. Otras Administraciones, autonómicas y provinciales, siguen un camino parecido.

 

La afirmación relativa a la relación entre patrimonio viario y generación de empleo es tan simplista que insulta al lector. Sería comparable a afirmar que, por el hecho de que un país tuviera oro en el siglo XVIII, habría de ser un país rico y próspero siempre, un país que nunca se vería afectado por lacras como el desempleo. Lamentablemente, las economías de los países no se asientan sobre tan simples principios, sino que responden a factores de mucha mayor complejidad, además de estar integradas en un entorno económico global.

 

Las infraestructuras generan empleo por sí mismas (multitud de trabajadores asociados a su planificación, diseño, construcción, mantenimiento, explotación) y de manera indirecta (absolutamente todas las actividades comerciales, industriales, o de cualquier índole necesitan el transporte en algún momento y, con mucha frecuencia, se trata de un transporte que se realiza por carretera). Si dejamos de invertir en infraestructuras viarias, especialmente en la construcción de itinerarios pendientes de cerrar, dejamos a una parte del territorio y a sus habitantes en una situación de clara desigualdad de condiciones para competir con el resto de los ciudadanos europeos, a nivel laboral y de oportunidades de todo tipo. Si dejamos de invertir en conservación, perdemos un patrimonio viario que es de todos, que nos ha costado mucho construir y se genera una situación grave para todos los ciudadanos, pérdidas de tiempo en el transporte, congestión, deterioro de los vehículos, probable incremento de los precios de los productos transportados, aumento de la accidentalidad y de los costes sociales asociados a ella y un largo etcétera.

 

La realidad es que la construcción y la existencia de carreteras genera empleo y riqueza en las regiones y en sus habitantes. Le guste o no a Ecologistas en Acción.

 

Pero ante todo, no se dejen engañar, la carretera no es sólo un egoísta vehículo grande, caro, muy contaminante… La carretera somos todos. La carretera es el autobús que llega a lugares lejanos y que da servicio a todas las clases sociales, allí donde no es posible o no es económica ni socialmente rentable un servicio de cercanías ferroviario (todavía alguno planteará que debería llegar a todos los municipios, algo así como un hermano pequeño de la alta velocidad); la carretera son los camiones, cada vez más eficientes, que consiguen que se satisfagan las necesidades de los consumidores, no sólo de caprichos, sino también de alimentos básicos, suministros sanitarios,…; la carretera es para las motocicletas, y también para las bicicletas; la carretera es intermodalidad, ningún sistema de combinación de transporte puede salir adelante sin pensar en la carretera en alguna de las etapas.

 

Dejemos ya de pensar en la carretera como el malo de la película, la culpable de todo, dejemos de utilizar el término “sostenibilidad” para justificar todas las políticas (recuerden que sostenible no significa sólo poco perjudicial para el medio ambiente, también hace referencia a la eficiencia social y económica). Y, sobre todo, reconozcamos y defendamos que la carretera es parte de nuestra vida.