Juan Francisco Lazcano Acedo, Presidente de la Asociación Española de la Carretera
La Asociación Española de la Carretera se fragua entre 1948 y 1949, cuando, tras la contienda civil y con una red viaria profundamente afectada por la campaña militar, la reconstrucción de las infraestructuras comenzó a verse dificultada por la escasez de materiales y la inexistencia de maquinaria.
Por aquel entonces, el ingeniero Técnico de Obras Públicas Miguel Montables Calle residía en Estados Unidos, y fue invitado por la American Road Builders Association (ARBA) a su primer Congreso, que se celebró en Chicago en 1948. La convocatoria de este encuentro llegó hasta España y despertó el interés de políticos y docentes, pero nadie en nuestro país consiguió el visado de entrada en USA.
Miguel Montabes fue, pues, el único español que asistió a esta cita y, por lo tanto, se le consideró el representante de la nación española ante la comunidad viaria mundial allí congregada.
Durante las sesiones técnicas, los responsables del ARBA encomendaron a los delegados de los países extranjeros la constitución en sus estados de origen de asociaciones similares a la estadounidense. Fue así como Montabes concibió la Asociación Española de la Carretera, empresa para la que contó con el apoyo decidido de Marcelino Ahijón, Ingeniero Jefe de Carreteras del Ministerio de Obras Públicas, y del Doctor Ingeniero de Caminos, pintor acuarelista y académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando Ángel del Campo y Francés, adalid de la dimensión social de que la AEC ha hecho siempre gala, más allá de su cariz técnico y profesionalizado.
Desde aquellos primeros momentos, el objetivo principal de la Asociación ha sido promover la construcción y conservación de un patrimonio viario de calidad, seguro, que propiciase y garantizase el progreso económico y el bienestar social, y con capacidad suficiente para poder cumplir su función de servicio público en la totalidad del territorio.
Setenta y un años –y muchas aventuras y desventuras– después, la Asociación Española de la Carretera se ha convertido en una de las entidades más veteranas del sector, atesorando un rico bagaje técnico e institucional; pero también ha llegado a ser el mejor exponente de la solidez del modo carretero en el horizonte de la movilidad presente y futura, liderando la puesta en común por parte de todos los agentes implicados en el desarrollo de las carreteras inteligentes.
El tiempo transcurrido no ha hecho mella en el espíritu fundacional de la Asociación, que sigue vigente; no obstante, la evolución que ha experimentado ha sido también profunda y compleja.
Nuevos ámbitos de trabajo, nuevas circunstancias socioeconómicas, formidables innovaciones tecnológicas y técnicas, incluso nuevas corrientes de pensamiento han ido marcando continuos retos para la Asociación.
Su permanente adaptación a todos esos cambios es lo que ha hecho posible su transformación en un referente para el sector viario nacional e internacional, para los medios de comunicación y para la sociedad en su conjunto.
A ello dedicamos todos nuestros esfuerzos y empeño, con la misma pasión e ilusión de quienes nos han precedido durante estos intensos setenta y un años.
Pensamos que el mañana no llega, y ya es ayer. Henry Ford.