Editorial publicado en la revista Carreteras – nº 191 – Septiembre/Octubre de 2013
Detección automática de obstáculos, coches inteligentes, sistemas avanzados de ayuda a la conducción, asistencia en adelantamientos y hasta guiado automático de vehículos. Cada vez son más las tecnologías que se incorporan a los vehículos, con el objetivo de mejorar la seguridad de la conducción, la comodidad o la eficiencia energética. Antes, eran privilegio de unos pocos, compradores de vehículos de gama alta; afortunadamente, con el tiempo se van extendiendo, no a todo el parque de vehículos, pero sí a un número mayor.
Información de tráfico en tiempo real, centros de control de tráfico con cobertura en toda la red de gran capacidad, detección de hielo o agua en la calzada, son algunos de los ejemplos de tecnología aplicada a la mejora de la gestión viaria.
Los avances en vehículo y carretera deben ir siempre unidos y en paralelo; hubo un tiempo en el que esos avances, fruto de exhaustivos proyectos de I+D y enormes inversiones por parte de los fabricantes de vehículos, no se realizaban de manera coordinada. Hoy, los llamados sistemas cooperativos, que utilizan tecnologías de comunicación entre vehículos, entre el vehículo y la carretera y entre ambos y el conductor, están en el centro de los últimos desarrollos. Sin embargo, queda camino por recorrer para que la innovación en uno y otro campo se entienda como innovación en un mismo medio, el del transporte por carretera.
Ha llegado el momento de integrar toda la tecnología disponible en uno y otro lado, vehículo y carretera, como parte de un mismo modelo de movilidad en el siglo XXI, y para ello es preciso una mayor colaboración entre todos los implicados, Administraciones, gestores, el sector de la automoción y los usuarios finales.
Y todo ello sin perder de vista la necesidad de dar respuesta a la realidad de los problemas actuales y futuros del transporte viario. En este sentido, conviene mencionar el enorme esfuerzo que desde la Unión Europea y desde los gobiernos de los Estados Miembros se está haciendo en la implantación del sistema de llamada de emergencia e-call, iniciativa de la Comisión Europea que persigue proporcionar ayuda rápida a los automovilistas implicados en un accidente de tráfico en cualquier parte de la Unión, por medio de un dispositivo integrado en los vehículos por el que en caso de accidente los sensores inician automáticamente una llamada 112; al mismo tiempo se enviará un conjunto mínimo de datos al operador del Centro 112 sobre el incidente, incluyendo la posición, dirección del vehículo, tipo de vehículo, etc. Generalizar en la Unión Europea es siempre complicado pero, centrándose en el caso español, ¿se trata realmente de un campo prioritario en un entorno en crisis? ¿Cuántos accidentes con problemas de localización se producen en nuestras carreteras cada año? Probablemente muy pocos. Priorizar también es una obligación en este campo.